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Recordaba a mi tìa, que ya vivìa en casa de mi abuelo algùnos años antes de que èl falleciera, pues para variar, para poder pertenecer ´´al clan´´, tambièn ella tenìa que tener una historia que contar.
Debo decir que èsta mujer fuè uno de los seres humanos de mejor humor, mas alegres, que jamàs he conocido y la quise muchìsimo.
Se casò relativamente joven, veinte y tantos años, pero...tenìa que haber un pero...no con el hombre adecuado. A este matrimonio se opusieron todos, bueno, me refiero a mi padre y a mi abuelo y, ¿saben que? TENIAN RAZON. Este señor, despuès de haber nacido sus primeras dos hijas - y segùn me contaron...que la mayor parte del tiempo se la pasaba´´descansando´´, pues no era muy afecto al trabajo que digamos...encargò a mi tìa con su tercer embarazo, y.. sabe Dios porquè, imagino que la situaciòn econòmica era insostenible, decidiò emigrar a Venezuela.
Justamente era la època en que cientos de hombres canarios y españoles en general, emigraban a ese paìs, donde, especialmente los canarios fueron muy solicitados en el campo venezolano, por trabajadores, honestos y conocedores de la tierra. Esto fuè a años ya despuès de las guerras, tanto la Civil, como la 2da Guerra Mundial que, aunque no se peleò dentro del territorio español, si afectò tambièn a la recuperaciòn econòmica de España, que habìa quedado piedra sobre piedra y que para la dictadura de Franco era aùn una papa caliente entre las manos, que no habìa podido resolver, pues significaba un gobierno repudiado por ´´medio mundo´´ y los apoyos econòmicos de otros gobiernos o de organizaciones internacionales fueron contados. Uno de ellos en especie, fue el grano, el trigo que enviò Argentina (gobernando Peròn) y que ayudò tanto a mitigar el hambre.
Bien, se fue el hombre, quedando mi tìa con sus hijas y algùnos meses de embarazo viviendo en El Brezal. Al poco tiempo naciò un niño.
.... ¡¡¡Se fue!!! ¡¡Que bueno!!....digo yo que habrà pensado mi abuelo, pues era una boca menos que mantener. Durante algùnos... quizas meses, o tal vez uno o dos años, le escribìa con cierta regularidad y tal vez, de vez en cuando le llegò algùn giro. De pronto, desapareciò por completo. Si se sabìa perfectamente que no habìa fallecido, pero nada de cartas, ningùna noticia y claro està, mucho menos dinero. Para ese entonces el niño tenìa como dos años y como mi tìa, cuando la criatura naciò, no habìa tenido tiempo de decepcionarse aùn del marido, le habìa puesto el nombre de su padre.
(Quiero abrir un parèntesis solo para hacer ènfasis que ningùno de mis tres primos se pareciò a su padre, pues fueron - una desgraciadamente falleciò joven - y son, especialmente ese hijo, muy, muy trabajadores).
...Pero esta historia apenas comienza.....Resulta, que mi abuelo hizo testamento en vida, o sea, que cada uno de sus hijos sabìa lo que le tocarìa cuando èl falleciera, y, por supuesto, lo sabìa tambièn el esposo de mi tìa. A èlla, por ser la ùnica hija, le correspondiò la casa, con algùna huerta alrededor - la verdad no recuerdo bièn que exactamente -Pues bièn, como no tenìan dinero para pagar el pasaje a Venezuela y los primeros gastos, se les ocurriò una gran idea. Ir con los vecinos - bièn ricos por cierto - e hipotecar a futuro lo que serìa su herencia, quedando bien documentado que èl, a partir de cierto tiempo allì especificado,comenzarìa a enviar dinero para ir pagando ese adeudo, PERO, que si mi abuelo fallecìa cuando aùn no se hubiera cubierto el pago, lo antedicho pasarìa a poder de los vecinos, que por cierto, concedieron muchìsimo tiempo para hacerlo y que guardaron silencio absoluto, esperando los acontecimientos. Mi tìa, primero por inocente y crèdula, luego por temor ( pues ni a mi padre le dijo nunca nada, para por lo menos, intentar recuperarlo), hizo lo propio, guardò tambièn silencio absoluto.
¿Se imaginan la sorpresita, dias despuès, cuando aùn estaba intacto el cuerpo de su padre y los vecinos vinieron a reclamar lo suyo?....bien pudo haberle dado a papà en ese momento, el infarto que sufriò a los pocos años. Sin embargo, por encima de todo, siempre prevaleciò el gran cariño que le tuvo a su hermana.
Que bueno que el abuelo jamàs supo èsto, pues de seguro hubiera muerto antes. Trabajò toda su vida, sosteniendo la tierra que tambièn habìa pertenecido a mi abuela, sin deshacerse de nada, pues decìa que ya se habìa perdido demasiado. Sin embargo, primero, con esta historia y despuès mi padre, que agobiado por problemas econòmicos y deudas, debido a la situaciòn de monopolio, que decidiò acabar con las tabaquerìas -(èl tuvo por años una pequeña fàbrica )-terminò por quedarse sin lo que aùn quedaba. Nada llegò a nosotros. Hasta lo que correspondiò a mi Tìo Juan, el que jamàs regresò de Cuba, pasò a manos ajenas.
Esta situaciòn que a la postre se hizo insostenible, fue lo que obligò a mi padre, ya pasados los 50 años de edad y con un grave problema de salud, pues le habìa dado su primer infarto a los 44 años aproximadamente, a emigrar a Venezuela, donde le fue muy difìcil encontrar un buen trabajo. Lo recuerdo tomando diariamente sus pastillas de kelicorìn, que se las ponìa debajo de la lengua. Subiendo escaleras despacio...y ¡¡ como le hacìa daño el calor!!, asi que imaginèmonos lo que fue para èl vivir en Maracaibo, donde el promedio anual es de 35º C. ... Muriò sin cumplir con un gran sueño, que siempre que conversàbamos me lo manifestaba, poder reunir a toda su familia....
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