LA PENA DE MUERTE EN MÈXICO....¡ESTAN LOCOS!

esiropajo@gmail.com

Humberto Moreira

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El problema en el estado mexicano de Coahuila (Norte) no es aplicar la pena de muerte a secuestradores, sino la forma como los vamos a matar: fusilados, degollados o con un método "light" como es la inyección letal, dijo el gobernador Humberto Moreira.

Todos somos capaces de entender que...5.000 muertos despuès...(y muy particularmente en los Estados del Norte), muchos estèn pensando en la pena de muerte como soluciòn, pero en un paìs donde la corrupciòn brilla por su presencia, desde policìas "rasos" hasta los de alto mando...¿ quien garantiza que no sea un familiar de uno el que un dìa se acusado de algo falso y se lo quieran llevar al paredòn?.

SABEMOS QUE ESTE TEMA NO FRUCTIFICARÀ EN MÈXICO, DONDE ESTE CASTIGO ESTÀ ABOLIDO, Y DONDE YA TOPÒ CON PARED EN EL CONGRESO, PERO DE TODOS MODOS, NO ESTÀ DE MÀS HABLAR DE ÈLLO.

Los valores que generalemnte asociamos a la justicia como democracia, ética, salud, casa, ausencia de miseria y oportunidades de desarrollo similares, son en Mèxico papel , y no realidad.

Asi que aprobar la pena de muerte llevarìa a reproducir los errores existentes y se condenaría a quienes no puedan burlarse de la justicia o a quienes sean incapaces de comprarla. Un repaso de las historias de los prófugos de la justicia en México, y de muchas personas que han sido encarceladas por no contar con los medios suficientes para defenderse, son testimonios vivos del sesgo judicial.

EXTRACTO LA OPINIÒN DE ARNOLDO KRAUS DE LA JORNADA

El sesgo, en países injustos como México, implica otros riesgos. Uno es que se incremente la polarización de la sociedad. Ignoro cuánto tiempo falta para que las diferencias comunitarias, ya de por sí muy avanzadas, se conviertan en enfermedad incontrolable, pero seguramente es poco. El “orden social”, cuya carta de presentación podría resumirse en las matanzas cotidianas, 20 o 30 asesinatos por día, y que, sorprendentemente, aún protege a algunos segmentos de la sociedad, no puede mantenerse indefinidamente. La aplicación de la pena de muerte podría ser un nuevo factor contra el precario “orden social” y ser el acicate para que los últimos hilos que mantienen el status quo en la sociedad sigan deshilachándose. El incremento del odio y de la desconfianza de las comunidades empobrecidas y víctimas de tanta injusticia podría aflorar como respuesta a la pena de muerte.

Otros factores deben considerarse. La propuesta del gobernador de Coahuila tiene otros agravantes. De acuerdo con su visión, y la del Congreso local, las ejecuciones estarían dirigidas exclusivamente contra los secuestradores. Nuevamente aflora el sesgo: ¿por qué esa selectividad? No menos siniestros que los secuestradores son los narcotraficantes o la policía corrupta, ni menos negra es la historia de los políticos, algunos de ellos vivos, ejecutores de las matanzas estudiantiles de 1968 y 1971, o quienes perpetraron las masacres de Acteal, de El Bosque y de tantos otros rincones de nuestra espléndida geografía. La “selectividad poblacional” en propuestas como la de la pena de muerte es inadecuada, porque, nuevamente, es sinónimo de sesgo.

Son necesarias tres prontas y breves reflexiones más en relación a la experiencia histórica y mundial. La primera se refiere a situaciones actuales. China es líder en la aplicación de la pena de muerte. También ocupa el primer lugar en las denuncias de agrupaciones como Amnistía Internacional por sus reiteradas fallas en cuanto a la falta de transparencia en los juicios condenatorios. Otro ejemplo es Estados Unidos, nación donde sigue siendo válida la pena de muerte en menores de edad; bajo la misma bandera estadunidense continúa funcionando la mazmorra de Guantánamo y cobijados por su himno nacional se torturó a prisioneros en la cárcel de Abu Grahib.

La segunda idea proviene de la historia. No hay documento que avale que la pena de muerte sea útil para modificar el comportamiento de la sociedad o para reordenar las conductas de los individuos. La tercera se refiere al error. En no pocas ocasiones, sobre todo en Estados Unidos, se han detenido ejecuciones porque se ha demostrado que el sospechoso no era el culpable.

No cuento con palabra suficientes para juzgar las vilezas que cometen los secuestradores y no existe lenguaje adecuado para calificarlos cuando asesinan. No dudo que deben ser encerrados de por vida y castigados sin misericordia. La pena de muerte no sirve: envilece. Aplicarla en naciones tan injustas como la nuestra sería craso error y semilla para nuevos odios.

Digo yò para concluìr... creo que el plantear la pena de muerte como opciòn viable, no es màs que una aceptaciòn tàcita, de que han fracasado los gobernantes y las autoridades en general, en la aplicaciòn de la justicia, llevando a los culpables REALES ante los tribunales, y pienso que Coahuila, al igual que otros estados de la Repùblica, donde los muertos caen como moscas, deben comenzar por limpiar su casa, antes de enarbolar banderas de esta clase.

Y MENOS HOY,

DIA INTERNACIONAL

DE LOS DERECHOS HUMANOS,

CUANDO DEBEMOS CELEBRAR LA VIDA...

RECONOZCAN LAS METIDAS DE PATA, TANTO EN LA SELECCIÒN DE LOS QUE APLICAN LAS LEYES, COMO EN LA INDIFERENCIA POR EL CUIDADO QUE LOS GOBERNANTES LE DEBEN A LA CIUDADANÌA, A LA QUE JURARON PROTEGER Y SERVIR...