de mis cuentos y fantasmas...
Definitivamente la palabra agradecimiento te es desconocida…verdad?...con el trabajo que me costò traerte. Recuerdo que solo me faltò arrodillàrmele al capitan para que me permitiera bajar a la zona de equipaje , y asegurarme “por mis propios ojos” que viajabas sano y salvo… tan hermoso…con tus adornos tallados a mano y bañados en oro... Una joya, si señor!.
Te cargaron con enormes consideraciones y te desenvolvieron de todas aquellas protecciones que aseguraban tu vida. Te mandè colocar en el lugar màs importante de la entrada, donde todo el mundo pudiera admirarte y felicitar mi buen gusto…cada dìa observo como te dejas iluminar por aquèl rayo de sol mañanero que entra discreto por la ventana a tu derecha, entornada siempre, para que no te de de lleno y dañe tu fina madera. Se que te encanta el resplandor que te ilumina totalmente dejando ver la belleza de tus formas. Es màs, lo noto perfectamente, que cuando pasa ese rayo de sol te vas poniendo como triste, según cae la tarde, renaciendo de nuevo a la mañana siguiente…No cabe duda, que eres el alma de la sala, de esa àrea que se fuè formando a tu alrededor, con piezas que te complementaran… el rey indiscutible de la entrada principal…
Han pasado muchos años y jamàs he permitido que ningùna otra cosa tuviera prioridad sobre ti, ni los regalos que de vez en cuando recibo, a los cuales les voy buscando otros rincones màs discretos para que no opaquen un reinado, que a pesar de ser ya añejo, sigue teniendo para mi la vigencia de un recuerdo hermoso. He respetado tu presencia y cuidado de tu belleza por la cual pareciera que el tiempo no pasa. Se que con verdad, no tienes ni una queja de mi.
Hoy sin embargo ha sido distinto . Hoy, por primera vez en muchìsimo tiempo, se me ha ocurrido pararme ante ti, mirarte fija y detenidamente. Observè como tu tambièn hacìas lo mismo. Pareciò que nos estàbamos reconociendo…de pronto, me di cuenta que unas làgrimas corrìan por mi rostro, acelerada y despiadamente…incontrolables…me diò vergüenza que vieras como perdìa mi habitual control …Sucediò que de pronto, al ver aquèlla imagen reflejada en ti, no supe quien era…Dios...¿es posible que un ser humano pueda cambiar tanto, si apenas ayer me miraba compitiendo ¡y con creces! con tu hermosa e inalterable apariencia?...ademàs, lo que veo no tiene nada que ver con lo que soy, con LO QUE SE que aùn soy…¿porque no puedo verme por fuera como me siento por dentro?...
Te di la espalda murmurando entre dientes estas ùltimas palabras…y tu, desagradecido, impertinente y cruel, me contestaste sin un àpice de compasión y con una sonrisita irònica...
…ES QUE NO ES EL ESPÌRITU EL QUE ENVEJECE….
ES EL CUERO EL QUE SE ARRUGA…
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prohibida su reproducciòn
total o parcial...
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